jueves, 12 de marzo de 2009

“Como vivía cerca siempre me venían a llamar… a cualquier hora”



Su padre fue maquinista, también su tío fue formado dentro de los talleres y los rieles. Arregló y condujo maquinas suecas y alemanas. Siempre vivió a metros de la Estación Provincial, en el barrio Meridiano V. El mismísimo Juan D. Perón fue el que le entregó su diploma de técnico ferroviario. Gran lector, atesora varios libros de reparación de maquinas y donó gran parte a un museo del barrio de la Chacarita y a escuelas técnicas.

El “Negro” Mazza lleva orgulloso sus más de cuarenta años de ferroviario. Estamos hablando de Sixto Héctor Mazza, quien fue desovillando el hilo de su historia. Primero como aprendiz, luego como foguero y finalmente como controlador de máquinas.

¿A qué edad comenzó a trabajar?
-A los quince más o menos y entré de aprendiz, luego fui tornero, que era un trabajo de arreglar lo que venía. Primero eran cosas más fáciles, después venía de todo.

¿Siempre fue tornero?
-Siempre hice de todo hasta que me jubilé. Llegué a conocer las máquinas diesel, en tiempos donde el tren corría de Avellaneda hasta acá ida y vuelta. Las jerarquías iban de aprendiz, y después foguista. Ya a lo último estuve en los talleres de Los Hornos.

¿Qué es foguista?
-Controles de presión, de vapor. Después viene la parte de controlar leña y carbón.
¿En que año fue, dada su experiencia, que anduvo mejor el ferrocarril?
Y…en el año 35, en el 50 también.

¿Estudió?
Sí, me recibí en el Normal de 9 y 47. Primero el curso se daba en el Nacional, luego en 2 y diagonal 80 y terminé en el colegio. El diploma me lo entregó Juan Domingo Perón. Fijate los años que hace. El asunto fue así: primero se hacía un curso al que se entraba con 18 años, yo no los tenía, pero fue mi viejo y habló para que pudiera entrar de oyente, no sabía lo que iba a pasar, pero cuando llegue a tercer año, en ese tiempo me califican bien y todo y recibí el diploma. Después con el tiempo la carrera se hizo de más años. Bueno, cuando terminamos fuimos a Buenos Aires y ahí el general nos entregaba el diploma, nos daba la mano y nos felicitaba, era la primera promoción de Técnico Ferroviario.

¿Trabajaba en trenes de pasajeros?
-Sí, había de los dos. Otro llevaba ganado hasta Mirapampa. También se viajaba con cuidadores, cuando se llevaba ganado o caballos, por las dudas que algún animal se cayera o se lastimara.

Nació en 9 de Julio, “que en ese tiempo era puro barro” y lo anotaron en Pehuajó, ciudades que quedan al oeste de la provincia de Buenos Aires. En este momento, como el cronista es de la zona, Sixto recuerda la seguidilla de pueblos por los que pasaba el tren: Pehuajó, Madero, Passo, Berutti, Primera Junta.

¿Lo de ferroviario es de familia?
Sí, mi viejo era maquinista. Y junto con mi hermano terminamos en el mismo rubro. Bueno acá el barrio es todo ferroviario.

¿Siempre vivió en el barrio?
Sí, nací en 9 de Julio como te contaba. Vine a este barrio cuando más o menos tenía 3 años. A mi viejo lo trasladaron en el tiempo de la ceniza, en el año 32 más o menos. Esta casa era de una tía y yo se la compré, y hasta ahora aguantó (risas…). Por otro lado, como vivía cerca siempre me venían a llamar, a las cuatro o cinco de la mañana no era poca la responsabilidad que tenía, sino la máquina no salía. Hace 80 años que vivo acá.


Sixto habla de máquinas alemanas, de válvulas, recuerda a un tornero alemán y a un ingeniero de la misma nacionalidad que terminó por Tafí Viejo, al ingeniero Porta, a los hermanos Capelleti. Toda una vida sobre rieles, para la que se necesitarían más de una vía para contarla en su totalidad.

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