jueves, 12 de marzo de 2009

Editorial

Nuestras ideas

No es para nada nuevo decir que en la Argentina la comunicación está concentrada en pocas manos. Por esta cuestión es que abrimos el juego y comenzamos por abrir un zonal, que exprese los reclamos y las inquietudes del barrio, su historia y su esperanza.
Desde nuestra humilde opinión, entendemos la comunicación con un lector activo, que participe. Hay roles, pero no diferencias. Apostamos a este zonal, porque hay que recuperar la calle y, mayormente, porque si no nos comprometemos, no participamos, si no nos convocamos, a este sistema no lo cambia nadie. Es cierto: está difícil comunicar, pero esto no debe desanimarnos.
Entrevistamos en esta edición a la cálida Emma, nos encontramos en el túnel del tiempo con “el negro” Mazza, entre rieles y máquinas a vapor, recorrimos la Cooperativa 17 de octubre, escuchamos rocanrol y nos despedimos con una nueva mirada de la temática que hablan los medios las 24 horas al día: la inseguridad. Ah! A no perderse e interpretar el comic.
“Próxima Estación” comienza así; con suficientes hojas, como han empezado todos, pero con el sueño irrenunciable de una sociedad más justa.

La Dirección

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Más violencia que mentir




La inseguridad es tema de todos los medios y no podíamos no dar nuestra visión acerca de los hechos y cómo los grandes medios hacen un espectáculo de la noticia. Susana Giménez pide la pena de muerte por televisión. Para nosotros es un tema más complejo que tiene que ver con el país que heredamos.

La primera vez que me interesó el tema de la inseguridad fue durante el año 2004, gracias al noticiero de Telefé. Más que interés fue un llamado de atención: me sorprendía ver que después de las noticias “policiales” pasaban la publicidad de “Puertas Pentágono”. Sí, la de los 24 minipagos fijos, sí, los que toman tu puerta como parte de pago. ¿Sigue existiendo esa propaganda? Era una familia (no reales, eran dibujitos tipo historieta) a la que le quieren entrar a robar, pero como tiene una Pentágono, los malhechores nunca lo logran. Cuadro seguido, un policía (¿investigando un delito que no fue?) les dice que zafaron gracias a la puerta. Cuadro final, familia feliz y segura. “Si los ama, protéjalos”.
La publicidad actual ya no es una historieta. Un señor, de carne y hueso, de aspecto humilde y piel bronceada que se acerca corriendo en cámara lenta hasta que choca contra ella. Del otro lado de la puerta, familia feliz y segura. “Más duras que la realidad. La puerta más segura del mundo, ahora es más segura.”
Me pregunté cuánta gente estaría lo suficientemente asustada como para necesitar una puerta infranqueable y pasar los próximos dos años de su vida minipagando la puerta, en vez de, por ejemplo, ahorrar para irse de vacaciones, comprar una estatua de mármol para el baño u otra necesidad, o dársela a los pobres. Pero no, y mucho menos a los pobres, que son los que quieren entrar a robarte y te obligan a poner una puerta “Pentágono”. (Fijate que Pentágono es usado como sinónimo de seguridad, por el Pentágono que los yanquis se auto-agujerearon el mismo día que se auto-hicieron destruir las torres gemelas).
No digo que la inseguridad no exista. Digo que la idea que tenemos de la inseguridad es la idea que sostienen los medios y la parte más conservadora de la sociedad, de los conservadores ricos y de los pobres también. El problema es que los más humildes son también los que recibirán el peso de la ley, porque eso piden los macris y los sciolis, criminalizar la pobreza. Y ahora, cada vez más la adolescencia.
La inseguridad no se combate bajando la edad de imputabilidad, es una medida que no hace más que agravar la desprotección que sufren los chicos.

¿Y entonces?

Entonces veo la imprescindible sección “Moda” de la Revista Viva, y una rubia me dice que está luciendo un short de lino de Clara Ibarguren de $210, un saquito Vitamina a lunares, de $828 y una vincha Lacoste de $109 (sí, una vincha blanca de toalla, $109). En otra página tiene una pollerita linda, pero totalmente básica, marca Kenzo y precio redondo: $2000. Y me enojo: comprarse esa pollera o esa vincha me parece 50 veces más inmoral que robar. Sabé que si esa inseguridad existe es porque tu capitalismo tan amado colapsó, y que si no distribuís un poco todo va a ir mal. Violencia es lo tuyo. Más violencia que mentir, incluso.



“Como vivía cerca siempre me venían a llamar… a cualquier hora”



Su padre fue maquinista, también su tío fue formado dentro de los talleres y los rieles. Arregló y condujo maquinas suecas y alemanas. Siempre vivió a metros de la Estación Provincial, en el barrio Meridiano V. El mismísimo Juan D. Perón fue el que le entregó su diploma de técnico ferroviario. Gran lector, atesora varios libros de reparación de maquinas y donó gran parte a un museo del barrio de la Chacarita y a escuelas técnicas.

El “Negro” Mazza lleva orgulloso sus más de cuarenta años de ferroviario. Estamos hablando de Sixto Héctor Mazza, quien fue desovillando el hilo de su historia. Primero como aprendiz, luego como foguero y finalmente como controlador de máquinas.

¿A qué edad comenzó a trabajar?
-A los quince más o menos y entré de aprendiz, luego fui tornero, que era un trabajo de arreglar lo que venía. Primero eran cosas más fáciles, después venía de todo.

¿Siempre fue tornero?
-Siempre hice de todo hasta que me jubilé. Llegué a conocer las máquinas diesel, en tiempos donde el tren corría de Avellaneda hasta acá ida y vuelta. Las jerarquías iban de aprendiz, y después foguista. Ya a lo último estuve en los talleres de Los Hornos.

¿Qué es foguista?
-Controles de presión, de vapor. Después viene la parte de controlar leña y carbón.
¿En que año fue, dada su experiencia, que anduvo mejor el ferrocarril?
Y…en el año 35, en el 50 también.

¿Estudió?
Sí, me recibí en el Normal de 9 y 47. Primero el curso se daba en el Nacional, luego en 2 y diagonal 80 y terminé en el colegio. El diploma me lo entregó Juan Domingo Perón. Fijate los años que hace. El asunto fue así: primero se hacía un curso al que se entraba con 18 años, yo no los tenía, pero fue mi viejo y habló para que pudiera entrar de oyente, no sabía lo que iba a pasar, pero cuando llegue a tercer año, en ese tiempo me califican bien y todo y recibí el diploma. Después con el tiempo la carrera se hizo de más años. Bueno, cuando terminamos fuimos a Buenos Aires y ahí el general nos entregaba el diploma, nos daba la mano y nos felicitaba, era la primera promoción de Técnico Ferroviario.

¿Trabajaba en trenes de pasajeros?
-Sí, había de los dos. Otro llevaba ganado hasta Mirapampa. También se viajaba con cuidadores, cuando se llevaba ganado o caballos, por las dudas que algún animal se cayera o se lastimara.

Nació en 9 de Julio, “que en ese tiempo era puro barro” y lo anotaron en Pehuajó, ciudades que quedan al oeste de la provincia de Buenos Aires. En este momento, como el cronista es de la zona, Sixto recuerda la seguidilla de pueblos por los que pasaba el tren: Pehuajó, Madero, Passo, Berutti, Primera Junta.

¿Lo de ferroviario es de familia?
Sí, mi viejo era maquinista. Y junto con mi hermano terminamos en el mismo rubro. Bueno acá el barrio es todo ferroviario.

¿Siempre vivió en el barrio?
Sí, nací en 9 de Julio como te contaba. Vine a este barrio cuando más o menos tenía 3 años. A mi viejo lo trasladaron en el tiempo de la ceniza, en el año 32 más o menos. Esta casa era de una tía y yo se la compré, y hasta ahora aguantó (risas…). Por otro lado, como vivía cerca siempre me venían a llamar, a las cuatro o cinco de la mañana no era poca la responsabilidad que tenía, sino la máquina no salía. Hace 80 años que vivo acá.


Sixto habla de máquinas alemanas, de válvulas, recuerda a un tornero alemán y a un ingeniero de la misma nacionalidad que terminó por Tafí Viejo, al ingeniero Porta, a los hermanos Capelleti. Toda una vida sobre rieles, para la que se necesitarían más de una vía para contarla en su totalidad.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Fábrica sin patrón


Roberto Carlos Dos Santos, comenzó militando en los barrios. Es hoy uno de los encargados de la “Cooperativa 17 de Octubre”. Cuenta los difíciles comienzos, las desavenencias y las esperanzas de este proyecto que desarrolla junto a más de quince compañeros.
¿Cómo fueron los inicios?
-Fue el 25 de abril del 2003. Las cooperativas arrancan todas iguales, cuando no había trabajo. En un primer momento éramos 25 compañeros, de los cuales algunos se fueron yendo a lo largo del tiempo porque les salieron mejores posibilidades. Hacemos un convenio con el Ministerio de Educación para arreglar mesas y sillas de escuelas, o sea renovarlas: lijarlas, pintarlas, etc. Luego, en el 2007, comenzamos con la inyección de plástico. Hacemos asiento, respaldo y mesa, que luego las arman en otro galp{on de 520 y 25.
¿Cómo te acercaste personalmente?
-Milité un tiempo corto en el PQR-Peronismo Que Resiste- y después se formó el MTD-Evita, de los que seríamos 50 personas y después nos fusionamos con la agrupación 20 de Febrero y ahí se comienza a crecer. Finalmente cuando se suman otros sectores, recién pasamos a ser el “Movimiento Evita”. La idea que teníamos con los compañeros era hacer una cooperativa de agua, pero no salía nunca, al final salió está idea y emprendimos sin dudarlo con la inyección de plástico.
¿Específicamente que tipo de militancia tenían antes de comenzar con la cooperativa?
-Barrial. No teníamos la estructura para abrir o mantener comedores. Empezamos centralmente en Colonia Urquiza. Éramos la mayoría jóvenes, había gente grande pero poca. Venían de Altos de San Lorenzo, de Romero, de Colonia, Abasto, Malvinas.
¿Cómo se enfrentaron a ese contexto socio-político? ¿Estaba difícil?
No se sí estaba más difícil. Siempre decimos que es más fácil tirar piedras que cambiar verdaderamente la realidad, es decir construir: para que la gente trabaje, para que los pibes salgan de las drogas, para que se vuelva a tener la cultura del trabajo.
¿Cómo fueron los inicios en la cooperativa?
Costó muchísimo. Nosotros estabamos acá como los indios, con un taparrabos (risas…) teníamos un martillo y un cortafierro, cuatro lijas y hasta ahí nomás. Arrancamos para ver qué salía de eso. Después salieron los convenios con el plástico y, recién ahí, mejoramos la infraestructura, la electricidad, el gas, el agua, maquinarias nuevas.
¿Y con la falta de cultura del trabajo? ¿Se capacitaron?
Había chicos que nunca habían agarrado un martillo, y hoy están manejando una tecnología. En cuanto a la capacitación fue más que nada la práctica, el día a día, tuvimos algunos teóricos. También hicimos tres aulas y hoy funciona la Escuela de Artes y Oficios, para eso pedimos la extensión horaria a la Escuela Formación Profesional de Romero y en la actualidad tenemos cinco o seis cursos.
¿De la nada prácticamente?
Sí, hoy los trabajadores tienen un sueldo digno, les enseñamos a leer y a escribir, para que sepan lo que vale su dinero. Hay compañeros que se han matriculado, con diplomas del Ministerio de Educación y el día de mañana pueden ejercer esa profesión.
¿Qué crees que le estaría faltando a la cooperativa?
La idea es incorporar más compañeros, pero por ahora no nos da el dinero. Para un futuro tenemos pensado capitalizarnos nosotros, poder comprar una máquina inyectora y hacer algo…no sé…cucharas de helado, por ejemplo. Sabemos que es muy difícil competir en el mercado.
¿Qué enseñanza les deja el trabajo cooperativo?
El sólo hecho de no tener un patrón, hacia que los pibes se pierdan. O que piensen que no se podía, que todo iba a ser un fracaso y que no se podía ir para adelante. Fue muy complicado porque era muy difícil encontrar compañeros con la cultura del trabajo: venían de padres desocupados, acostumbrados a “changuear”; ni hablar de cumplir horarios. Pero se avanzó muchísimo, compañeros que hoy están al frente de la cooperativa y que en la actualidad están a cargo de un turno y lo manejan muy bien, con mucha responsabilidad.
¿Cuáles son las claves?
Organización y responsabilidad, esas dos principalmente.

No se olviden de… "La artesanal"



Rock barrial sin caretas

Comenzaron, como todas las bandas, improvisando con las guitarras criollas y ensayando para sonar cada vez mejor. Se conocen todos del barrio Aeropuerto, y quieren trasmitir una filosofía de vida: el barrio, instrumentos remendados y mucho rock & roll. Entrevistamos a Nicolás Morales, que nos cuenta lo difícil que esta para tocar, por costos de lugar y sonido, cuestiones que para nada los detienen.

"Lo artesanal" realizó y es muy meritorio, un camino inverso. A diferencia de otras bandas, comenzaron a hacer sus propios temas, confiando en sus composiciones. Es natural, que cuando recién se comienza se opte por realizar "covers", es decir temas de otros artistas.

¿Cuánto tiempo hacen que están tocando?
Empezamos ensayando con las criollas. Luego pudimos juntar un par de mangos más y comprar una batería, ahí pudimos sumar otros pibes más a la banda. Se armó un grupo muy copado, estamos contentos porque salen unos temas lindos.

¿Quiénes conforman "Lo Artesanal"?
Gonzalo (Guitarra y voz), Dani (batería), Juanchi (bajo), Pablito (percusión), Perico (armónica); y en la otra guitarra estoy yo.

¿Cómo fueron saliendo los temas?
-Y…como siempre. Empezamos improvisando, luego fuimos retocando cosas y agregando otros instrumentos. También ahora hacemos covers, de Viejas Locas, Los Redondos, Intoxicados.

¿Cuántos temas tienen?
-Tenemos siete temas listos. En la primera fecha que tocamos, que nos invitaron los chicos de "Delirio", justamente ahí en el barrio, en Aeropuerto, que fue el 13 de Diciembre, presentamos estos temas. Después los chicos nos invitaron a dos lugares más: Pura Vida y Santino.

¿Se conocen todos del barrio Aeropuerto?
-Somos todos del barrio Aeropuerto, los seis.

¿Qué pensás de la movida cultural de rocanrol de la ciudad?
-Hay mucha variedad. Hay bastante reggae, como un resurgir del género. A nosotros, a "La Artesanal" la movida reggae nos gusta mucho. Pero, por otro lado hay muchísimas bandas, o sea para elegir.

¿El incendió de Cromagnon crees que influyó bastante?
-Cromagnon influyó bastante, hubo un tiempo en que todos los lugares que existían para tocar estaban cerrados, las bandas no conseguían nada. Aunque ahora dentro de todo, salen bastantes lugares.

¿Se pagan el lugar y el sonido? ¿Ahora es así?
-Sí, ahora es así. No queda otra, sino no tocás.

¿Cuál es el genero que más predomina en la banda?
-A nosotros lo que más nos gusta es el reggae y el rocanrol, a todos los integrantes de la banda por igual. Hacemos alguna que otra fusión. Siempre las melodías que creamos nos gustan por igual, porque más o menos las influencias son las mismas.

¿Y influencias de bandas tienen?
-La abasto reggae, es una banda que nos gusta mucho. Viejas Locas, Intoxicados. Y, específicamente de La Plata: La cumparsita, Don Lunfardo, Encías Sangrantes; todas bandas que hacen bocha de tiempo que están tocando, siempre les va muy bien y mueven bastante gente. Empezaron remandola desde abajo como todos, y eso es un orgullo para todos los que curtimos el mismo palo.

¿Barajan la posibilidad de grabar un disco?
-Estaba pensado para hacerlo en Enero, pasó que cada uno aprovechó y se fue de vacaciones. La idea de grabar un demo está; pasa también que sale bastante plata. Lo que ahora en corto plazo tenemos pensado hacer es grabar un ensayo. El demo es un sueño que ojala podamos cumplir.

¿Por qué "La Artesanal"? ¿ Me imagino que algo tiene que ver con el tema "Lo artesanal"?
-Sí básicamente por el tema de Viejas Locas. Además porque dentro de la banda tenemos los pies de guitarra con caños de mesa, los pies de micrófono con unos palos, fierros soldados y, lo más importante, es que todos los pibes que nos siguen o van al ensayo, los amigos de nuestro barrio son todo pibes digamos "artesanales", es como una manera de denominar lo nuestro.
Así, Nico, cierra la nota expresando la búsqueda de la identidad que la banda expresa partiendo de su nombre. Resulta novedoso, volver a las raíces, intentando moldear la realidad de otra manera: artesanal.

"A veces no puedo abrir la ventana, porque cuando quiero acordar tengo un gatito en la cama"




Ha rescatado de la calle, sin ninguna ayuda, a más de 300 perros. Lo hace porque sufre mucho cuando los ve así, tirados y sin ninguna protección ni comida. Jura que jamás la mordió ninguno, porque nunca les demostró miedo. Sacó de apuros a un remisero y nos cuenta cómo su perro preferido la salvó de un hecho de inseguridad.


Emma es una mujer cálida y con una calma envidiable para cualquiera. Hace 30 años que vino al barrio, cuando el tren estaba por dejar de funcionar. Recuerda con mucha alegría el movimiento que generaba. Desde que se jubiló del Hospital de Niños, comenzó a dedicarse a lo que su corazón le dictaba: salvar animales de la calle.
Comenzó "muchos años antes de que esté Menem", en el parque Saavedra, el que está cerrado. Les llevaba comida: leche y sobras. Calcula que son más de 300 los perros que ha sacado de la calle, y que los ha conducido al refugio de 81 y 17 "San Francisco de Asís"
No fue todo color de rosas para Emma. Una perra de las tantas que tenía, mordió a un niño del barrio, producto de reiteradas molestias. El abuelo del pequeño le dijo algunas cosas feas", pero igualmente eso no hizo que Emma cediera en su trabajo de ayuda que había comenzado. "Sí, encima después me enteré que el hombre era penitenciario en Olmos, me quería pegar. Tal es así que me lo cruzaba por calle 12 y el hombre seguía diciéndome cosas feas. Me decía: todavía te dedicas vieja loca, porque al que ayuda lo toman como loco"

¿Cuántos perros calculas Emma que has sacado de la calle?
-Uy, querido no sé…
¿Más de 100?
-Sí seguro, más de 300. Me han dejado en la ventana de mi casa, se me metían adentro. Me dejan los gatos en la ventana-y, literalmente dice Emma- a veces no puedo abrir la ventana, porque cuando quiero acordar tengo un gatito en la cama.

Sacar de apuros
Una vez, por su apego con los canes y su calma y soltura frente a ellos, salvó de un terrible apuro a un remisero y a un amigo. Cuenta "nunca tuve problemas con un perro, nunca me mordió ninguno, porque nunca le demostré miedo. Una vez me acuerdo que me llamaron de la institución porque habían llevado un perro que era bravísimo que lo habían traído del Biológico. Nadie lo podía bajar del auto, y era porque usaban una mala táctica: retarlo y pegarle. Eran tres hombres que no lo podían bajar. Encima lo había llevado un remisero y no se podía ir. Era un perro grande, que todavía está. Entonces me llevé un lacito y comida y le dije: "venga mi negrito" y bajó lo más tranquilo. El cuidador me dijo ‘¿pero cómo hizo?’ y mirá querido, a palos no se puede tratar a los animales"
Emma bucea en el tiempo y recuerda los primeros pasos donde antes estaban los perros. "Antes el refugio estaba en Punta Lara y pertenecía a una señora que después lo donó a una institución. Lo que sucedía ahí era que la crecida del río se llevó a varios. Entonces nos juntamos todos en la sociedad y quedaron ahí".
"Después me dediqué a hacer castraciones, pero no yo, sino que los llevaba a la Facultad donde conocía a los veterinarios más viejos y ellos me recomendaban a los mejores estudiantes para que hagan el trabajo.
Recuerda mucho a un perro que se llamaba "Clavito", que era de un hombre carpintero del barrio que después murió. "El perro solo se las arreglaba para pedir comida a los vecinos y juntar también a los demás perros de la calle. Era como que organizaba. Siempre hacía el mismo camino, tal vez tratando de encontrar alguna vez a su dueño, el carpintero que había fallecido".

Un episodio, un solo salvador

A la hora de hablar de preferidos, Emma señala un lugar donde se nota que se ha removido tierra hace poco. Allí está "El negrito". "Recuerdo que me lo tiraron de chiquito hecho goma". Y cuenta una historia que le quedó grabada y que prueban por qué el perro es el mejor amigo del hombre. "Un día estoy sacando la basura y cuando llego al árbol a dejarla, se me aparece un muchacho con un revólver, esto pasó hace ocho meses, y estaba el perro y me defendió, no sabés cómo empezó a ladrar…y yo a gritar y justo en ese momento sentí una gran paz, "negro, negro", gritaba y ahí salió un muchacho que gritó: ¿qué pasa? y el ladrón salió corriendo"
Emma construyó sola el lugar donde hacemos la entrevista. Viene un jardinero a hacer unos arreglos a las plantas y a veces los cartoneros le brindan algunos cartones para ir tapando los agujeros del cerco, "ellos me dan una mano y los chicos de acá también"
Alcira "Coca", su amiga, que está presente, dice que "Emma puede dejar de comer, pero los animales siempre tienen. Hasta con lluvia ha venido".
Emma, sin embargo, cada vez que habla de los perros y los gatos, los coloca en el lugar de "pobrecitos". Como si todavía le quedara algo por hacer. No se contenta con el refugio, ni siquiera con todo lo que hizo en todos estos años. Emma es un ejemplo de vitalidad y esfuerzo: un ejemplo de vida.

Un galpón con historia











La crisis del 2001 los excluyó del sistema. Decidieron organizarse y formar parte de una cooperativa. Recuperaron un galpón que el estado utilizaba como depósito.
La cooperativa 17 de Octubre está ubicada en la intersección de las calles 13 y 71. Ahí cerca de 16 jóvenes trabajan en tres turnos organizados por ellos mismos. El nombre remite a las movilizaciones históricas que se dieron ese día, del año 1945, para liberar a Juan Domingo Perón que se encontraba preso en la isla Martín García.
El galpón está repletó de maquinas y materia prima. Con el plástico se hacen los respaldares y los asientos de las sillas y mesas.
El galpón tiene unos 30 metros de largo. Dos jóvenes conversan, toman mate y convidan, mientras cuidan que los moldes de plástico no se atoran en la boca de salida de la maquina. Hay bolsones de alpillera en el fondo, que los conducen hasta allí con un jumping (máquina para levantar bultos de peso). Unas líneas amarillas marcan por donde pueden pasar las máquinas.
La mayoría de los trabajadores son jóvenes.
Aquí todos continuamente todos están en actividad. En la oficina, equipado con un teléfono y una PC, más algunos afiches políticos, entran y salen trabajadores y visitantes ocasionales.
Los trabajadores se encuentran entusiasmados, mientras conversan en ronda y debaten acerca de los pasos a seguir para producir aún más el año que viene.
Un poco de historia
Mucho tiempo antes de que los plásticos y las sillas, sean parte cotidiana de este escenario; los rieles y los fierros, ocuparon por mucho tiempo este espacio. Dicen los vecinos que el taller de reparación de vagones y máquinas que está en Los Hornos, estaba pensado para que se empleze en este parte de la ciudad, pero que unas cometas y unas transas de conservadores y radicales lograron que el proyecto se trunque y que finalmente sea emplazado en el barrio en el que hoy se encuentra funcionando. Pese a este hecho, el lugar funcionó por mucho tiempo como taller y llegaban a entrar en el lugar más de 36 máquinas.
Cerca del lugar, se encuentra el famoso tanque de agua, donde las máquinas a vapor cargaban el agua necesaria para seguir viaje, con sus vagones tanto de pasajeros, como de hacienda o de granos.
Luego de que dejó de pertenecer a los ferrocarriles, el galpón pasó a ser parte de los distintos gobiernos de turno, que lo utilizaban como depósito de mobiliario y chatarra.
La cooperativa se creo en el año 2003, más exactamente un 25 de Abril, luego de un convenio que realizó el entonces MTD-Evita con el Ministerio de Educación. Con mucho esfuerzo estos jóvenes lograron apuntalar el proyecto e ir progresando día a día. Tuvieron varias dificultades, por qué comenzaron siendo más de 25 trabajadores que, por distintos motivos, entre ellos la falta de creencia en el proyecto, trabajos mejores pagos o falta de iniciativa, fueron dejando la cooperativa que habían fundado.
Últimas noticias sobre "la 17"
Hace unos días conoció la cooperativa el senador Alfredo Eric Calcagno. El mismo concurrió acompañado por el jefe de gabinete Santiago Martorelli. Luego de visitar el lugar y conversar con los vecinos y trabajadores que asistían a un sencillo acto, tomó la palabra remarcando la importancia de emprendimientos de este tipo.

Escuela de Artes y Oficios "Rodolfo Puiggros"

Dentro del predio donde se levanta el galpón donde funciona la cooperativa. También se encuentra la escuela que los jóvenes eligieron denominar haciendo un homenaje a unos de los intelectuales más lúcidos del país y quien fuera rector de la UBA en el año 1973, durante el gobierno de Héctor Cámpora.
Allí los cooperativistas dan cursos de Techista, albañil, gasista, que están diplomados por el Ministerio de Educación. También se desarrollan cursos de alfabetización y distintos cursos de Artes.